viernes, 13 de enero de 2012

De muy dentro



Se reía desde muy dentro, su risa tiraba mucho de vísceras, la forzaba, la apretaba haciéndola sangrar, hasta que la voz se quebraba, la onomatopeya no era limpia y sus jaes se ensuciaban.

Retorcía la risa, sin gritos, en su último estadio, cuando casi se ha desvanecido el sonido, casi ha terminado pero se prolonga parece que eternamente, estrangulándola como si no supiera cuando volvería a reírse, exprimiéndola como si fuera la última vez para siempre. La forzaba hasta que las lágrimas aparecían en los ojos, hasta que la línea recta que separa reir y llorar se doblaba, se unían sus extremos y el círculo se cerraba.







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