viernes, 6 de mayo de 2011

Álticus

Mi amigo Álticus tiene un don, si te colocas justo delante y él estira su boca hasta lo inimaginable puedes ver a la persona que está en tu posición al otro lado del mundo. No he preparado un esquema, pero creo que se entiende, es como si hubiera un túnel que atraviesa el mundo desde donde tú estás hasta esa persona que está en el otro lado del globo. La entrada a ese túnel es su boca. La gente no sale de la boca de Álticus, solo te ve y te saluda y hemos comprobado que tampoco se oye muy bien ahí dentro. También huele muy mal.

Esto no es fácil de hacer. Las primeras veces fueron dolorosas, pero la piel es elástica y fue dando de sí hasta ser lo que hoy es. Ahora es algo difícil de creer hasta que lo ves. Ha recibido muchas ofertas y ha rechazado todas porque no quiere prostituir lo único en lo que es único.

Recuerdo un día en que abrió su boca y la persona que estaba en la otra parte del mundo era alguien con el mismo don que Álticus que también hacía lo propio ¡Dioses! menudo bucle, no veíamos nada. Ellos había pillado a Álticus y nosotros al suyo, ensenábamos lo que ellos enseñaban que eran lo que nosotros enseñábamos, que era lo que ellos enseñaban que nosotros enseñábamos y así indefinidamente. Metimos comida en aquel bucle como una nueva variable y pudimos salvar a Álticus. Después de aquello decidió no hacerlo más.

Hasta hoy. A ver qué pillamos.


2 comentarios:

  1. Jajaja lo de meter comida en la boca del tío me ha resultado chocante durante un instante, como si la estubieran metiendo en un escaner ¡¡DIOSES!!

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  2. Había que reventar la ecuación. Es la naturaleza del bucle, a veces no hay como romperlo!

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