NeoVentrílocuo

Alcanzada la Navidad se adivina en el horizonte cercano la noche de Fin de Año, con sus cenas, fiestas y sus programas de televisión pregrabados rebosantes de aburrimiento.

El otro día vi un número de ventriloquia que desafía el "todo está inventado" popular y que merece ser incorporado a la lata de fin de año, justo antes o después del hombre de las pompas de jabón (que no son de jabón).

El tipo del muñeco no mueve la boca en absoluto, porque en este caso la voz se modula y vocaliza a través de los orificios nasales, que gesticulan como dos bocas diminutas que se mueven de forma independiente la una de la otra. Lo curioso es que antes de comenzar esperaba una voz fina e infantil, sin embargo el número acabó de cautivarme cuando pude oir una voz ronca, muy profunda y exhibiendo un discurso muy fluido. La voz de Satán.

Programadores de televisión aquí tenéis algo muy gordo para vuestro corta y pega de fin de año. No lo dejéis escapar.

Vangelis esta navidad

La campaña de Navidad está en marcha pero las compañías discográficas ya no son los que eran, sus apuestas son sobre seguro y revisan a la baja sus valores.

Vangelis se ha empeñado en volver al ruedo y aparece por los bares de mi barrio para promocionar su regreso. Entra en el bar y silva muy fuerte, con mucha destreza y barroquismo su legendario Carros de Fuego. Quiere voler a ponerlo de moda y pega duro.

Al terminar el desayuno se repite el sabor de la tostada y el soniquete de los 80.




Al amigo Pablo Reca.

Falsa retroalimentación al pasado

Desde que era niña todos le habían dicho que era muy guapa. Le habían insistido con aquella idea una y otra vez, y tuvieron razón en su niñez, también en los primeros años de su adolescencia. Los guapos gustan, caen mejor, confiamos más en ellos y todo esto les regala cierta autoestima y seguridad. Ella gustaba, todo el mundo quería estar con ella, hablar con ella, tomar una copa con ella y se sentía segura y bien consigo mismo, esto es un círculo que se retroalimenta.

Desde el final de su adolescencia su cara fue cambiando, su cuerpo fue cambiando, poco a poco, cada día, un cambio invisible tras otro, imposible de percibir, hasta que su belleza objetiva despareció. Ella ya no era guapa, seguía sin esforzarse y disfrutando de las ventajas de haberlo sido.

De esta forma, se produce una falsa retroalimentación, el presente se retroalimenta con una idea inexistente y extinguida, una idea del pasado.

Esquizorisas

Trabajó durante mucho tiempo como guionista en un canal privado. El programa tenía buena pinta y había conseguido un público sincero, agradecido y fiel. Aquella cadena fue absorbida por Telecinco y, aunque no le despidieron, fue reasignado a otro show en horario de tarde.

El estrés se desató y empezó a padecer brotes esquizoides. No escuchaba voces, pero cuando pasaba algo malo, o algún pensamiento negativo se cruzaba en su cabeza, oía risas enlatadas. Se sentía mal, risas, la vieja se caía, risas, ya no se oía hablar de Guardiola y Mouriño, silencio. Así que su vida era un asco, risas, risas, risas.