martes, 4 de octubre de 2011

Amor al amor




Todo era brillo en aquel plató de televisión y aquella joven pareja de concursantes se mostraba exultante. Con mucho descomplejo respondían las preguntas y acertaban, y acertaban, y acertaban, subiendo la tensión, desatando la euforia, coreados con las risas dirigidas por el regidor, acompañados por el espectador en la distancia. Cuando, peldaño tras peldaño, llegaban al final de la escalera de aquel concurso popular, el joven, que volaba subido en la nube del momento, con el mal gusto de quien copia costumbres foráneas, se arrodilló y, con mucha teatralidad, pidió matrimonio a su pareja.

El tiempo se detuvo y el show le prestó toda su atención. La chica sin mediar palabra le regaló una generosa patada en los huevos, dejándole herido, humillado y dolido en aquel suelo de caucho, mirado por todos en silencio, el público, los técnicos, el presentador y su novia que seguía sin moverse, a lo que el concursante respondió: "entonces ¿puede que sí?"

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