La
primera vez que le ví entrar en el bar era un mono tímido y ensimismado
que no hablaba ni miraba a nadie y sólo pedía algo de fruta para llevar. Era
simpático y muy poco más.
En
un par de semanas lo ví acodado y, en otra más, formando corrillo con
los viejos parroquianos que acostumbran a arreglar el mundo desde lejos.
Hoy
es un gran tertuliano de sobremesa, un líder de opinión muy querido y respetado que
marca doctrina en todos los debates.
Cuida su vestuario, su pelo es casi humano. Qué sofisticado y sublime! Es un mono perfecto y muy delicado.
Cuida su vestuario, su pelo es casi humano. Qué sofisticado y sublime! Es un mono perfecto y muy delicado.
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