domingo, 15 de mayo de 2011

Luis, notario





Luis es el primo de una cuñada. Eso es lo mismo que decir que hay alguien por ahí que se llama Luis de quien me han contado algo pero me invento el resto para amenizar conversaciones. Lo cierto es que no conozco a Luis pero lo que os cuento es muy realísimo.

Luis estuvo estudiando oposiciones a notario durante más de trece años hasta que por fin las aprobó. En su familia todo fue fiesta y alegría, a mí de esto sólo me llegaba el eco (es el primo de mi cuñada, un eco muy lejano). El caso es que acto seguido empezó a prepararse las restringidas, que es como le llaman a una oposición entre notarios para subir de categoria.

Si lo piensas tiene su lógica. Has estado compitiendo 13 años con gente que al final no es notario, tú sí las has sacado pero el resto no, ahora quieres competir con los mejores, los que tocaron el Olimpo, ahora quieres estar en el grupo de cabeza, ser una especie de Supernotario del Espacio. Luis estuvo estudiando 3 años más a ritmo notarial y las aprobó, pasó de tercera categoría a segunda. Tras 16 años estudiando, creíamos que Luis había desaparecido entre sus libros, pensábamos que tras su mirada estrábica sólo quedaba un cerebro lleno de datos tan aséptico y frío como el texto de la ley. Sin embargo, nos equivocamos.

Cada vez que Luis firma una escritura ejecuta su liturgia con precisión, se coloca sus mitones de cuero blanco con rejilla y presta su fe con un ostentoso bolígrafo de oro mazizo y diversas incrustaciones preciosas. La personalidad de Luis aflora como un herpes y sus clientes asienten con orgullo y respeto.

2 comentarios:

  1. Las neuronas de Luis no paraban de crecer, y crecieron tanto que empujaron sus pelicos hacia afuera hasta que se quedó calvo.

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