miércoles, 1 de junio de 2011

Muy intenso







Desde que le conocí, desde que nos saludamos por primera vez, siempre me ha incomodado hablar con él. Es un tipo muy intenso y crea tensiones innecesarias cuando habla con alguien, para cualquier tema.

¿De cuántos gramos? - me preguntó mirándome fijamente. Para uso doméstico suelo comprar A4 de 80 gramos - le dije sin importancia, y él me miró atentamente, profundamente, guardando un silencio de siete u ocho segundos, creando un suspense muy cutre que podríamos haber arreglado con algo de funky del 78, antes de cambiar de tema.

Es una tensión muy jodida, porque es absurda y ya no sabes a dónde mirar, tampoco quieres reírte, te subordina y hace que parezcas tímido, es una monstruosa perversión de la imbecilidad, él es imbécil pero ese momento de absurdo, de sin sentido sobreactuado te somete a sus extrañas reglas, porque realmente busca una especie de asentimiento físico y mental, una cierta complicidad con su mecanismo de pensamiento roto, te descoloca y te deja muy atrapado.

La última vez que lo vi sólo pude huir. El tipo estaba muy acodado en un bar y mantenía subyugado al camarero hasta que finalmente dijo "ensaladilla".



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